O mejor dicho, los Plenos, porque la dinámica seguida y repetida por el representante del PP en todos los celebrados, desde el momento mismo de la investidura del Alcalde de Olivenza, al que en un gesto de la más absoluta falta de educación, respeto y talla política (recuerden que éste se negó a entregar el bastón de mando al nuevo Alcalde), en el Convento, comenzaron a sucederse los malos modos para con el partido adversario político que limpiamente y con suficiente diferencia de votos, les ganó las elecciones abriendo así las puertas del cortijo al pueblo.
De eso hablamos, del estilo del representante y sus acompañantes del PP en los Plenos. No se han conformado con perder el sillón -ahí les duele- y la vía libre para el trasiego de favores a sus simpatizantes, o aplaudidores de sus fechorías, sino que han insistido con empeño en la ruptura de la convivencia que desde su época de alcaldía instauraron en el pueblo, y se vienen dedicando a crispar el ambiente, a provocar discusiones sin razón alguna, a insultar sin miramientos, a confundir a la opinión pública con sus repetidas mentiras y a transmitir de este modo la imagen de que el PP es un partido poco democrático. Otra cuestión añadida, síntoma de este tipo de enfermedad, es la de reflejar en los demás la imagen que consideran despreciable precisamente en ellos mismos.
La verdad es que no son capaces de entender que el Pleno es la representación de TODO el pueblo de Olivenza, y no pensamos que el pueblo, ni el grueso de los militantes del PP piensen y sientan con la poca clase que lucen sus representantes. Nos consta que la inmensa mayoría de los votantes del PP por convicción de sus ideas, son tolerantes, solidarios y se sienten oliventinos dignos, y por supuesto, no aprueban esas muestras de talante y faltas de compostura.
Les cuesta entender que todo Alcalde, excepto cuando les regalaron la Alcaldía, lo es de todas las personas de Olivenza, lo hayan votado o no. Todo lo que se organiza y se hace en Olivenza es para el disfrute y mejora de la vida de todos los oliventinos. Pero eso no es capaz de entenderlo el reducido grupo de personas deudoras de favores del representante del PP, a las que mueve el resentimiento que les han contagiado quienes perdieron el chollo que tenían en su cortijo.
Este grupo acérrimo seguidor de ese ejemplo de mal perdedor, de ese campeón de la falta de educación, de esa persona que falta al respeto, a quien no le baila el agua, nos lleva irremediablemente a una reflexión: no se entiende que obreros e hijos de obreros sirvan a los intereses de esta derecha, de este PP, el partido de los que hoy ocupan el nivel más alto de la corrupción (ya vienen por Almendralejo…), el partido de los que agotan la hucha de las pensiones, de los que arruinan con sus medidas a las clases trabajadoras, mientras que rescatan bancos a costa de las subidas de impuestos en los artículos más necesarios, a pesar de que se les llenó la boca con la bajada de impuestos, al tiempo que recortan las prestaciones (salarios, pensiones…) imprescindibles para el auténtico bienestar social. Y todas estas medidas a quien precisamente perjudica sobre todo es a esos mismos que los defienden.
Será que tal vez voten a la derecha porque en sus vidas lo que les mueve es el agradecimiento o la espera de algún favor, que no precisamente sus ideas, pues la ideología del PP actual se centra en un único objetivo, el económico, el cual han de conseguir aunque pasen por encima de los más débiles. Si, como dicen, es recuperación económica la bajada de salarios, los contratos basura, el despido barato para la empresa, entonces tienen razón, para levantar el pais hay que pisotear cada vez más los derechos de los trabajadores. A propósito, a día de hoy, bajo el gobierno del PP, España está endeudada en 1 billón de euros más 30.000 euros/año de intereses. No hace falta decir que esta deuda la pagaremos los que soportamos de manera más cruda los impuestos. Porque, como es sabido, en los años de la crisis gestionada por el PP, los ricos son más ricos, mientras que ha aumentado el número de los pobres entre los que se encuentran esos obreros que sirven a los intereses del candidato y se prestan a su juego.
Y será a partir de ahí, de ese trapicheo de votos, promesas, favores donde empieza la carrera para conseguir votos cautivos de sueños por alcanzar el paraíso (trabajo, dinero…), (con)vencidos por golpecitos en el hombro y falsas sonrisas, o sometidos mediante el uso del chantaje sirviéndose de fieles esbirros que se encargan de presionar a los trabajadores que están a su cargo para que voten al dueño y señor del bien y del mal. Asimismo los hay que, siguiendo el pésimo estilo del número uno, se dedican a insultar al adversario en las redes sociales. Aunque después alguien que advierte del peligro se encargará de borrar tales comentarios ofensivos, para que no quede ningún rastro comprometedor. Intentan, haciendo el ridículo, desviar la atención del personal con su mal intencionada crítica destructiva de todo de lo que hace el actual gobierno, a sabiendas de que ellos no lo supieron hacer.
De modo que a nivel local, la política de los actuales representantes del PP dirigidos por su particular macho alfa, que igual vale para un roto que para un descosido, que es experto en todo y aprendiz de nada, ha caído en la mediocridad personificada, en la chulería disimulada, en la grosería y prepotencia de los antiguos amos, que se creían también -como si Olivenza hubiese vuelto a la época de los señores en sus castillos-, dueños, no sólo de la vida de los braceros, sino también del derecho de pernada. No podemos perder la memoria, porque estaremos condenados a que se repita la historia. Y algunos ya venían apuntando maneras.